miércoles, 27 de agosto de 2014

De corazones y corazas

Este mes de Agosto he tenido la suerte de conocer a unas cuantas personas maravillosas e increíbles. He compartido algunos días de campamento y unas cuantas horas con unos chicos y chicas de un centro de acogida de menores de Murcia. Personas muy humanas de las que he aprendido mucho, personas a las que admiro mucho.

Pienso que son personas que tienen todos los motivos para estar decepcionadas, desilusionadas, desesperanzadas, enfadadas y renegadas con el mundo, y aún así son capaces de sonreír, de reír, de jugar, de quererse y querer a los demás. Me ha sorprendido muchísimo la vitalidad de estas personas y la dureza de sus vidas, lo incierto de su futuro y el ánimo que presentaban algunos días.

Son personas duras, muy duras, con todo lo que han vivido en su aún corta vida, no son mayores de edad, tenían entre 13 y 17 años. Personas capaces de seguir adelante con un pasado y un presente bastante complicado, personas con una coraza que les protege.


Lo bueno es que saben manejar esas corazas sin que les hayan hecho insensibles, y eso es lo que más admiro de ellos, su capacidad para ser duros sin perder la sensibilidad, su capacidad de mantener coraza y corazón. Su capacidad de seguir disfrutando de la vida, de seguir sintiendo y emocionarse, de saber apreciar y saborear los pequeños placeres diarios que conforman una vida feliz pese a las grandes y duras circunstancias personales.

Para mí cada uno de ellos y ellas son maestros y maestras de quienes poder aprender mucho, nosotros que hemos tenido una vida más fácil que ellos, o quizás no, podremos aprender de ellos. Podemos aprender el modo que tienen de quererse, a sí mismos y a sus hermanos y hermanas de centro, a su “familia” que les quiere y les cuida, su manera de cuidarse entre ellos.

Puede que les haya idealizado teniendo en cuenta mis experiencias previas con jóvenes similares, jóvenes de centros que parecía que lo único que les interesaba en la vida era huir y destrozar, devolver parte del daño que habían recibido. Estos chicos y chicas me han impactado con su comportamiento, no causaban daño, aún teniendo comprensibles motivos para tomarse una revancha con la vida. Ellos y ellas sonreían y agradecían muchas cosas que nosotros damos por supuestas a diario, cosas de las que no somos conscientes muchas veces, creo que es mucho lo que podemos aprender de ellos, no de manera teórica, son un increíble ejemplo práctico y vivo.


Me ha parecido un gran regalo de la vida poder compartir tiempo con ellos, poder sentir su cariño, compartir sus risas, sus bromas y su alegría. Acompañarles también en los momentos serios, y en los problemas y roces que cualquier convivencia conlleva. Me he impregnado de sus ganas de vivir, de vivir cada día, de sus ganas de aprender y de actuar. Son personas que han madurado muy rápido y muchas cosas quizás no las hayan aprendido del modo más agradable, y aún así mantienen un corazón abierto a la vida, miradas limpias y sonrisas sinceras. Es un tesoro encontrarse con estas personas, que tienen problemas como todos los tenemos, que cometen errores como todos los cometemos, y no se cierran a aprender, a seguir mejorando como personas y vivir una mejor vida.

Personas que observan, aprenden, ríen, sonríen, y aportan su cariño a la vida. Este ha sido para mí uno de los grandes regalos de la vida. Quizás todos podamos ser un poco más como ellos y ellas en este aspecto, pudiendo vivir en los tiempos duros con una coraza que nos proteja un corazón sensible que nos permita apreciar y disfrutar los buenos momentos que hay en toda vida.

Gracias una vez más a todas las personas que aportan su cariño y su sonrisa al mundo, personas que hacen de este mundo un lugar más agradable y amable, gracias! :)

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