viernes, 19 de abril de 2013

Quien busca encuentra, ¿qué estás buscando?

Hay un juego  o ejercicio muy curioso que me gusta mucho. Creo que lo leí en uno de los libros de Mario Alonso Puig. Es sencillo.

Mira hacia adelante, ¿encuentras algo de color azul? Bien, mira hacia la derecha, ¿encuentras algo de color azul? Bien, ahora mira hacia la izquierda ¿algo azul? Ahora mira hacia atrás, ¿encontraste algo azul? Perfecto. Lo más seguro es que encontraras algo azul en cada dirección. Ahora la pregunta es, ¿cuántas cosas verdes viste? Normalmente no lo sabes, y si repites el ejercicio buscando cosas verdes probablemente también las encuentres.

Este ejercicio es muy revelador, nos explica una de las maneras de funcionar de nuestro cerebro, la atención y la intención. Nuestra atención está dirigida por la intención hacia aquello que buscamos, somos capaces de concentrarnos sólo en eso y casi no prestamos atención a lo demás. Esto es genial si sabemos utilizarlo. Como dice la frase, “Si quieres hacerlo encontrarás la manera, sino, encontrarás las excusas”. Pues eso, ¿qué quieres hacer? ¿Qué quieres encontrar?

Esta me parece una herramienta muy interesante, dirigir conscientemente nuestra atención. Es un poco lo contrario a lo que hacen los telediarios, nada más que nos ponen malas noticias, las buenas no son noticias. De este modo nos orientan a “creer” que sólo pasan cosas malas en el mundo, que el mundo es un lugar peligroso y agresivo. También pasan millones de cosas buenas al día, a cada instante, sólo que si los telediarios nos informaran de lo bueno que ocurre... ¿qué pasaría?

Anoche estuve cenando con mis padres y mi abuelo, hablábamos sobre la situación política actual, y mi abuelo, que ya está bastante mayor recordó con humor una anécdota sobre campañas políticas. Según nos contó, un político estaba una vez dando un mitín en la plaza de un pueblo, orgulloso exponía todos los logros que había conseguido su partido durante su mandato, que si una carretera no se donde, que si un puente, que si un pantano, que si unas construcciones... y a todo esto un hombre en primera fila negaba con la cabeza todo el rato. Al rato el político molesto por el comportamiento del hombre, le preguntó (algo que hoy se me hace impensable, ¿político molesto? ¿Percibiendo la reacción del público? ¿Preguntando??) ¿Y usted por qué niega con la cabeza? A lo que el hombre respondió: Es que lo que usted está diciendo no es cierto, no han conseguido nada de eso. Yo soy viajante, he pasado por los sitios que usted dice y allí no he visto nada de eso.
A lo que el político le respondió: Pues de ahora en adelante viaje menos y preste más atención a las noticias, porque son las que dicen claramente todo lo que hemos conseguido.

Interesante, si? Que mi abuelo con más de 80 años recuerde con humor esa anécdota, o chiste de su época... y aquí todavía habrá quienes confíen en lo que nos “venden” en las noticias...

Y una anécdota más sobre la información y la percepción, la predisposición que tenemos frente a lo que vamos a ver. El otro día veía una entrevista sobre un nuevo proyecto y en un momento entrevistaban a uno que por un par de detalles ya me caía mal, en cuanto dijo dos frases ya salté delante de la pantalla “este tío es gilipollas”, pero bueno, continúe viendo la entrevista por si decían algo interesante después. El caso es que en un momento, el personaje en cuestión comentó no sé qué con un acento que me recordó a un amigo al que tengo mucho cariño. Entonces jugando con mi cerebro me imaginé que el entrevistado era mi amigo, seguía diciendo las mismas gilipolleces de modo objetivo, sólo que ahora al “ser” mi amigo quien las decía ya no me parecían tan insultantes, sino graciosas y propias de él, ya las veía con cariño. Finalmente el tío remata la entrevista piropeando a lo pueblerino a la entrevistadora y ahí se revela nuevamente como el intelectual que yo me había imaginado al principio.

Al caso, a lo positivo de la experiencia, muchas veces nuestra predisposición frente a determinadas personas hacen que nuestra atención esté centrada en la intención de encontrar detalles en su comportamiento que justifiquen nuestra predisposición. Y probablemente nos estemos perdiendo gran parte del mensaje por centrarnos en buscarle defectos. Si jugamos a cambiar nuestra predisposición veremos que el mensaje que recibimos es bastante diferente. Probad a mirar con cariño a alguien que os cae mal, a verle como un amigo de la infancia, quizá es difícil al principio, y tampoco hace falta llegar a ese extremo de conversión. Quizá sea más fácil intentar ver a las personas que no nos agradan, no tanto como amigos, sino como personas que están perdidas, confusas, cansadas... que su actuación quizá no esté movida por ningún deseo oscuro de hacernos mal sino simplemente por ignorancia, cansancio o desconocimiento. Seguro que si las mismas acciones las llevara a cabo un amigo, un borracho, o un niño no nos afectarían tanto porque no le daríamos tanta fuerza asociada a las malas intenciones que presuponemos de quienes nos caen mal.

Me resulta fascinante el poder de nuestra mente, lástima que no venga con libro de instrucciones, pero es muy divertido ir descubriendo nuevas funciones y como aplicarlas. A lo friki, mola mucho ir desbloqueando nuevas habilidades y los combos resultantes de combinarlas, jejejeje.

A disfrutar de la vida!! :)

Os dejo otro video interesante sobre la capacidad de la atención dirigida, es fácil, contar los pases que hacen los de la camiseta blanca, ya me diréis...


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