jueves, 7 de febrero de 2013

Asimilando avances

Hoy me han tocado la fibra. Me han dicho “siendo hijo de quien eres, no debería sorprenderme cómo eres” es verdad, mis padres tienen mucha responsabilidad en que yo sea como soy. Es una suerte que tengo, unos padres en los que fijarme, de quienes aprender y con los que aprender y debatir. Mi padre y mi madre, el martillo y el yunque donde me he forjado.

Recuerdo cuando decidí dejar la carrera porque me parecía absurdo, no me emocionaba mi día a día, me parecía una pérdida absurda de tiempo de vida, sentía que estaba malgastando la esencia de la vida. Mi madre no hizo comentarios más allá de “vale, una locura más que te ha dado”, estaría allí para recoger mis pedazos si me rompía en el proceso. Eso es una ventaja, una suerte, saber que alguien estará allí para recoger tus pedazos si te estrellas y ayudarte a recomponerte.

A mi padre se lo expuse durante un paseo por la Silla de Felipe II, si vas a librar batallas y puedes elegir el terreno, que éste juegue a tu favor. A ambos nos encanta pasear por el campo, así que si la conversación no acababa en buen puerto por lo menos habríamos disfrutado del entorno. Le expuse mi descontento con el curso que estaba tomando mi vida, mis dudas acerca de que ese fuera el mejor destino para mi vida, y mi intención de tomarme un año para descubrir si la alternativa que me planteaba a mí mismo era viable. No recuerdo sus palabras exactas, puede que las tenga apuntadas en alguna libreta, el mensaje no obstante era el siguiente: “Si a mi edad, aún no estoy absolutamente convencido de haber acertado con el destino de mi vida, ¿Qué puedo decirte sobre la tuya? No creo que hayas nacido para repetir mis experiencias, si te sirven de algo mis aprendizajes tómalos, súbete en mis hombros y mira más allá”.


Hace dos días volvimos a disfrutar de una conversación tranquila sobre la vida, y volvió a surgir la misma idea, “si quieres, toma el relevo donde yo lo he llevado y continúa el camino”. Esto es algo que como científicos hemos asumido consciente o inconscientemente, los descubrimientos, verdades y aprendizajes de los demás. Si queremos avanzar no podemos volver a cuestionarnos todo desde el principio, no hay vida humana que dé para inventar algo nuevo, si primero tenemos que inventar la rueda y luego descubrir todas sus aplicaciones de nuevo. En algún momento tenemos que asumir como ciertas o válidas las verdades que otros descubrieron a fin de seguir avanzando.

Hay una frase que me gusta, atribuida a Confucio:

Hay tres maneras de adquirir sabiduría:
Primera, mediante reflexión, la más noble.
Segunda, mediante imitación, la más fácil.
Tercera, mediante experiencia, la más amarga.

Bueno, yo discrepo en amarga, diría emocionante, pero bueno. Como también dice un amigo, puedes aprender a través de los errores, y esos es mejor conseguirlos de segunda mano.


Volviendo a la idea de asimilar avances. Si ha habido grandes pensadores en el pasado que han dedicado toda su vida a las grandes cuestiones de la vida, ¿es necesario que nosotros repitamos todo el proceso? ¿o podemos asimilar alguna de sus conclusiones? ¿Cómo saber cuales? Fácil, las que resuenen con nosotros, las que nos lleguen, las que nos emocionen, las que nos hagan sentir vivos, las que nos ayuden a disfrutar de la vida.

Yo me quedé con esa palabra, cuenta una anécdota que una chica coleccionaba autógrafos y estaba en un aeropuerto a la caza de famosos. Vio que un montón de gente se arremolinaba en torno a alguien y pensó que sería famoso, fue a por su autógrafo. Resultó ser una persona en túnica, y no nadie famoso que ella conociera, pero ya que estaba allí le tendió su libreta de los autógrafos y un boli. Al recuperarla había escrita una palabra “Disfruta” Creo que aquel personaje era Sivananda, sé que cuando leí esta historia sentí como si hubiera completado parte de mi búsqueda: Disfruta.

Sigo dándole vueltas a esto, si puedes transmitir un mensaje, y siendo un sabio eliges sólo esta palabra, será por algo... y si este no es el sentido o propósito de la vida, pues mientras lo habrás disfrutado que ya está bastante bien. Tampoco todo va a ser acatar los descubrimientos de los demás como hechos inamovibles, que hace unos 1000 años la tierra era plana y eso no se podía cuestionar. Cuando la teoría o paradigma imperante empiezan a hacer aguas, es hora de cuestionarse su validez. Pero cuando algo te funciona, ¿porqué vas a cambiarlo? Quizás por el placer de innovar.

Cada cual que escoja sus verdades y desarrolle a partir de ellas. Yo sigo haciéndolo, aprendiendo de todo y todos los que me encuentro. Replanteándome algunas verdades cuando parece que no funcionan, clásico método de ensayo, error, acierto. Me gusta una frase que dice algo así como: Hazlo, fracasa, piensa, hazlo de nuevo, fracasa mejor. Y así hasta que aciertes.

A disfrutar! :)

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